martes, 28 de abril de 2020

RIBERA DEL DUERO


REGIÓN DEL DUERO

   En la Ruta del Vino Ribera del Duero la poesía no se escribe ni se recita, se vive. Y es que en esta tierra de vinos no se habla de otra cosa desde hace semanas: la vendimia ha llegado.
▷ Senderismo por la Ribera del Duero | Etapas y Mapas

  A partir del siglo XVIII se testimonia ya la existencia de bodegas subterráneas, ya sea excavadas en las colinas, con sus peculiares respiraderos en forma de chimenea que caracterizan el paisaje de la Castilla septentrional, como en sótanos construidos en las viviendas.
   En lo alto de un cerro dominando el valle del río Duero se asienta Roa de Duero. Desde hace más de 2.500 años este lugar ha visto marcada su trayectoria por las civilizaciones que en ella se han ido asentando: es el caso de su esplendoroso pasado celtibérico o de la posterior ocupación romana, la antigua “Rauda”, que formaba parte de la calzada que comunicaba Clunia y Astorga.
   Para muchos esta región, se caracteriza por un dinamismo progresivo, se halla en la actualidad a la cabeza del conjunto de las DO españolas. Sus caldos son cada vez más seguros y sus productores parecen haber captado mejor los gustos internacionales sobre el vino tinto.
   De larga tradición en el cultivo y elaboración de vinos, fue en 1982 que obtuvo la calificación de Denominación de Origen. Ocupa un territorio de suaves ondulaciones y una altura media de 750m, protegida por el río Duero, lo que, junto con las frecuentes nieblas, atempera su extremado clima, caracterizado por las bajas temperaturas invernales.
   Las precipitaciones se acercan a los 500 mm anuales y el suelo, poco fértil y suelto, esta formado por arenas, margas y caliza. Las variedades autorizadas por el Consejo Regulador son la Tinta del País, variante de la Tempranillo riojana, ideal para la crianza, que llega a copar la casi totalidad de los viñedos cultivados, y que otorga color, cuerpo y aroma a los tintos; otras uvas tintas permitidas son Garnacha, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, empleadas en pequeñas cantidades y como elemento distintivo de las bodegas. Los rosados, cuyo contenido alcohólico minimo exigido es de 10,5°, se caracterizan por un color rosa, semejante a la piel de la cebolla, con ribetes anaranjados, afrutados y un toque vinoso al paladar. Los tintos jóvenes ostentan un color frambuesa y su sabor evoca las frutas silvestres.
   Los tintos de crianza, reserva y gran reserva evolucionan del rojo guinda a tonos rubí, teja y ladrillo, con gusto amplio y aterciopelado, untuoso y lleno de matices, próximo a los vinos de Burdeos. La uva blanca por excelencia es la Albillo. El zumo de esta variedad local se suele usar para suavizar la intensidad del vino tinto.






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